Living at St. Placid | Viviendo en el Priorato San Plácido

I am Paz Vital. My name means peace and my last name means life. I am originally from Mexico City, where I lived most of my life. I moved to the States in 2009. I planned to live with part of my family in California but work took me to Houston, Texas. I was working at the medical center doing basic research. I never imagined that some years later I would be knocking on the door of a Benedictine Monastery in Washington state. 

 I arrived at St. Placid Priory two years ago! Yes, life goes on even in times of pandemic. After one year discerning my call to this community with the help of Sr. Lucy and Sr. Sharon via zoom, I flew to Seattle SEA airport, from California LAX airport on March 12th, 2021. Oblate Liz Langeland picked me up and took me to a coffee shop where Sr. Julian was waiting for us. 

 I spent two weeks in quarantine in a beautiful house with huge windows facing the bay. Then after a COVID test (the vaccine was not available for my age group yet), one sunny, early afternoon Sr. Julian and Sr. Lucy with smiling faces met me at the house and brought me to St. Placid. When we arrived almost two hours later, Sr. Sharon was waiting for us. She took me by the hand and led me to the chapel. We entered the little room where The Blessed Sacrament is kept in the Tabernacle and gave thanks for my safe arrival and prayed for guidance and support in my new life as a Benedictine. This was such a beautiful welcome, I felt touched. It was a very good way to start again. 

I was able to celebrate Holy Week with the sisters. On Holy Thursday the sisters wash one another’s hands instead of the traditional “Washing of the Feet.” That Easter was the first time I hunted for hidden colored eggs. It was fun, the eggs had some coins hidden inside and some had a dollar bill. I was the second after Sr. Angela that found more eggs and coins. This year I will be hunting eggs for the third time. 

 This month together with Sr. Anna Camille and 17 more people I will graduate from Listening With the Spirit, the program at St. Placid, to become a Spiritual Director. This is super excitiViviendo en el Priorato San Plácidong. After two years of preparation we are ready for graduation and to meet in person for celebration and receive our certificates. 

 Now things are a little different here at St Placid. We have a new prioress and we are opening gradually to the public after the pandemic. After two years of discerning, studying and living the monastic life, I have more love for community life. I am preparing for a bigger commitment, to make Initial Monastic Profession. This is exciting, because in the monastic way of life we begin again every day. Every day is a new opportunity to be closer to God, to get to see God in the face of everyone. At St. Placid I know that we stand with each other in difficult times and we celebrate our sisters' triumphs as if they were our own. So I invite you to celebrate my joy. 

Soy Paz Vital. Mi nombre significa paz y mi apellido significa vida. Soy originaria de la Ciudad de México, donde viví la mayor parte de mi vida. Me mudé a los Estados Unidos en 2009. Planeaba vivir con mi familia que vive en California, pero el trabajo me llevó a Houston, Texas. Donde trabajaba en el centro médico haciendo investigación biomédica básica. Nunca imaginé que unos años más tarde estaría llamando a la puerta de un monasterio Benedictino en el estado de Washington.

¡Llegué al Priorato de San Plácido hace dos años! Sí, la vida continúa incluso en tiempos de pandemia. Después de un año discerniendo mi llamado a esta comunidad a través de zoom con la ayuda de la Hna. Lucy y la Priora Sharon, finalmente volé a Seattle, desde California el 12 de marzo de 2021. La oblata Liz Langeland me recogió y me llevó a una cafetería donde nos esperaba la Hna. Julián.

Postulant Paz with Sister Sharon

Después me llevaron a una hermosa casa con enormes ventanales que daban a la bahía de Gig Harbor. Ahí pasé dos semanas en cuarentena después de las cuales me hice una prueba de COVID (la vacuna aún no estaba disponible para mi grupo de edad). La prueba salió negativa por lo que una tarde soleada, la Hna. Julian y la Hna. Lucy con rostros sonrientes vinieron por mí y me llevaron al Priorato de San Plácido. Cuando llegamos después de dos horas de camino, la Priora nos estaba esperando. Ella me tomó de la mano y me llevó a la capilla. Entramos en la pequeña habitación donde se guarda el Santísimo Sacramento en el Tabernáculo y dimos gracias por mi llegada a salvo y oramos por guía y apoyo en mi nueva vida como Benedictina. Esta fue una bienvenida muy hermosa, me sentí conmovida. Fue una muy buena manera de empezar de nuevo.

Celebre la Semana Santa con toda la comunidad monástica. El Jueves Santo las hermanas se lavan las manos en lugar del tradicional “Lavatorio de los pies”. Esa Pascua fue la primera vez que busqué huevos de Pascua colores escondidos alrededor del monasterio. Fue divertido, los huevos de Pascua no son huevos regulares estos huevos tenían algunas monedas escondidas adentro y algunos tenían dentro un billete de un dólar. Fui la segunda después de la Hna. Angela en encontrar más huevos con dinero. Este año estaré buscando huevos por tercera vez.

Este mes, junto con la Hna. Anna Camille y 17 personas más, me graduaré del Programa “Escuchar con el Espíritu", es un programa del Priorato San Plácido, para formar Directores Espirituales. Estoy muy emocionada. Después de dos años de preparación estamos listos para nuestra graduación y reunirnos en persona para celebrar y recibir nuestros certificados.

Ahora las cosas son un poco diferentes aquí en San Plácido. Tenemos nueva Priora y vamos abriendo poco a poco al público tras la pandemia. Después de dos años de discernir, estudiar y vivir la vida monástica, tengo más amor por la vida comunitaria. Me estoy preparando para un compromiso mayor, hacer la Profesión Monástica Inicial. Esto es emocionante, porque en la forma de vida monástica comenzamos de nuevo todos los días. Cada día es una nueva oportunidad de estar más cerca de Dios, de llegar a ver a Dios en el rostro de todos. En San Plácido sé que estamos las unas para las otras en tiempos difíciles y celebramos los triunfos de nuestras hermanas como si fueran los nuestros. Así que los invito a celebrar mi alegría.